La transcendencia histórica de la presencia del Capítulo Brasil en el Congreso Constitutivo del Movimiento Continental Bolivariano

Artículo de un delegado del Capítulo Brasil al Congreso Constitutivo del Movimiento Continental Bolivariano.

Del Lanzamiento del Capítulo Brasil al Congreso Constitutivo del MCB


El Capítulo Brasil fue fundado en el IV Seminario Internacional de Luchas contra el Neoliberalismo, realizado los días 22 y 23 de septiembre de 2007: una actividad pública, ampliamente convocada con la participación de más de 600 delegados de todas las regiones del país, representantes de movimientos, asociaciones y destacados intelectuales.

Entre los ponentes, la CCB fue representada por las intervenciones de Narciso Isa Conde, Amílcar Figueroa y José Gregório, que al final leyó el Juramento Colectivo que marcó la inauguración del Capítulo.


Aparte de la CCB, en este encuentro estuvieron presentes la OSPAAAL, representada por Lourdes Cervantes, y también representantes diplomáticos de los países propulsores del ALBA: El Cónsul general de Cuba, Sr Carlos Trejo; el Cónsul General de Venezuela, Sr Jorge Duran; y el Cónsul General de Bolivia, Sr Maurício Dorfler. El evento contó con la participación, además, de diversos medios de comunicación revolucionarios de Nuestra América como el Granma Internacional y Prensa Latina.


Firmaron la declaración constitutiva -además de personalidades, intelectuales y representantes del movimiento popular, obrero, indígena y negro- decenas de entidades,

como el Partido Comunista Marxista-Leninista (Br), la Juventud 05 de Julio, la Unión de los Militares No Amnistiados, la Asociación de los Metalúrgicos Jubilados del

ABC, el Centro de Educación Popular e Investigaciones Económicas y Sociales, el Centro Cultural Casa de las Américas, entre otras.

(videos disponibles en: http://inverta.org/jornal/tv-inverta/iv-seminario-de-lutas-contra-neoliberalismo/).


El Capítulo Brasil compone la Presidencia Colectiva del MCB con el destacado revolucionario brasileño, Aluísio Bevilaqua, y, por iniciativa de este, el arquitecto comunista Oscar Niemeyer, ambos miembros del consejo editorial del periódico Jornal Inverta.


La decisión de honrar el Capítulo Brasil con el nombre de Luiz Carlos Prestes -a ejemplo de la elección por parte de los demás capítulos de sus próceres- fue natural ya que este siempre representó el ejemplo máximo de dignidad y coherencia revolucionaria por la liberación de Brasil y por el internacionalismo obrero. Recuperamos así el legado de Prestes sobre cómo salir del estancamiento creado por el exterminio de cuadros durante la Dictadura Militar y la lucha contra el reformismo. Él nos orientó activamente en la formación de nuevos cuadros, principalmente a través de su participación en la fundación del CEPPES, centro de estudio que está vinculado al Capítulo Brasil y que acompañó la origen de la creación del Jornal Inverta.


La Coordinadora Continental Bolivariana – Capítulo Brasil organizó diversas actividades durante ese periodo, tal como el curso de formación marxista que contó con la presencia de compañeros de otros capítulos y el Día contra el terrorismo de estado en Colombia (6 de marzo). La campaña por la liberación de los presos políticos del imperio (resolución del Congreso de Quito) fue el tema céntrico del V Seminario Internacional de Lucha Contra el Neoliberalismo, actividad que enmarcó el primero aniversario de la CCB en Brasil con la participación del Ministro Consejero de la Embajada de Cuba en Brasil, Dr. Alejandro Francisco Palacios; por los diplomáticos Shirley Orozco Ramírez, el Cónsul General de Bolivia en el Río de Janeiro, y el Dr. Edgar Gonzalez Marín, Cónsul General de Venezuela en Río de Janeiro; por la representante del Movimiento Bolivariano Alfarista, Sharyan Viteri, de Ecuador; y por William Mundarain, en representación de Amílcar Figueroa del Parlamento Latinoamericano.



La participación de Brasil en el Congreso Constitutivo del MCB - Caracas


El Capítulo Brasil Luiz Carlos Prestes de la Coordinadora Continental Bolivariana estuvo presente en el Congreso Constitutivo del Movimiento Continental Bolivariano, los días 7, 8 y 9 de diciembre en la ciudad de Caracas, en la República Bolivariana de Venezuela.


Además del Capítulo Brasil, participaron también del Congreso del MCB en calidad de observadores el PCB y la Corriente Comunista Luiz Carlos Prestes. La incorporación de esas organizaciones al Capítulo Brasil deberá ser objeto de discusiones internas del Capítulo y entre el mismo y las organizaciones; discusión a desarrollarse en Brasil.


Este encuentro, que reunió aproximadamente 600 delegados de diversos países latinoamericanos y europeos con expresiva participación de la delegación venezolana, representa un nuevo momento de la organización, surgida originalmente en Septiembre de 2003 durante el Campamento Bolivariano por Nuestra América.


En este campamento -cuando fue lanzada la idea de la Coordinadora- Latinoamérica vivía días decisivos que afirmaban el crecimiento de la tendencia anti-neoliberal en nuestro continente. El pueblo Boliviano estaba en la calle, en la inminencia de derrocar a Gonzalo Sánchez de Lozada “el gringo”, iniciando una jornada de luchas que derrumbaría tres otros presidentes hasta la elección de Evo Morales en 2005, movimiento semejante al hecho por el pueblo Argentino dos años antes. Ecuador vivía la desilusión que representó la elección del usurpador Lúcio Gutiérrez, quien luego de ser elegido con un discurso cónsono a las aspiraciones del Movimiento Indígena -que llegó a ocupar el Congreso- cayó en los brazos del imperialismo (sería derrumbado por el pueblo en 2005). Colombia, bella y enlutada como en los versos del poeta chileno, experimentaba lo incremento del discurso militarista después del boicot gubernamental a las discusiones de paz y la elección de Álvaro Uribe, que prometió acabar con la insurgencia colombiana en 18 meses. Brasil vivía un momento de definiciones, con el Gobierno Lula asumiendo de vez su vía asistencialista, empeorado por la “tregua de cien días” que fue anunciada por diversos movimientos sociales.


Hoy, más de 6 años después del Campamento Bolivariano, vemos diseñada una nueva coyuntura, caracterizada por una ofensiva imperialista, que busca asegurar el capital necesario para transitar el patrón de acumulación del sistema, que se encuentra agotado: sea por la devastación de las fuentes de energía basadas en los combustibles fósiles, sea por la resistencia de los pueblos que reaccionaron ante décadas de neoliberalismo, aunque de forma defensiva o en el campo reformista. No podemos olvidarnos también de la tendencia histórica de la caída en la tasa de ganancia, que determina los ciclos de crisis en el modo de explotación capitalista, ley científica marxista sobre la cual no debe quedar duda.


Así pasamos el año de 2009, que tuvo como hechos destacados el golpe en Honduras (una arrebatiña para afrentar el ALBA y medir la capacidad de resistencia de los pueblos latinoamericanos) y la instalación de las bases estadounidenses en Colombia.


Si por un lado, el afloramiento de todas esas contradicciones apuntan que la crisis actual tiene el carácter de crisis de transición del modo de producción, sabemos que el sistema capitalista está lejos de morir y que el imperialismo estadounidense y europeo buscará de todas las formas saquear nuestros pueblos, recolonizando a América Latina, Asia y África.


En este sentido, se puede hablar de un proceso análogo a la “acumulación primitiva”, que caracterizó el inicio del Capitalismo como modo de producción hegemonizando la formación social de entonces, y que permitió la concentración del capital inicial a partir del cual se movieron los motores del sistema.


En este sentido, podemos citar varios ejemplos: a ejemplo de la “Legislación Sanguinaria” contra los expropiados que surgieron a fines del siglo XV, asistimos a un movimiento de “criminalización de la pobreza”; a ejemplo de la expropiación del pueblo del campo, durante el proceso de formación de la clase obrera, y subsiguientes migraciones internas en Europa, asistimos al drama de los migrantes que inflan el ejército industrial de reserva en los países céntricos; a ejemplo de la denuncia a la “Moderna Teoría Colonial”, observamos el imperialismo partir para ocupaciones territoriales, como las recientes invasiones en el Medio Oriente.


El hecho es que la burguesía intenta hacer con que la crisis tenga un cierre que le sea favorable: su sueño es conseguir su continuidad a través del desarrollo de una nueva matriz energética, que permita ese nuevo patrón de acumulación, repasando a nuestros pueblos los costes de esa transición. Si es verdad que los compañeros europeos aportan una importante experiencia, pues tienen contacto con las tramas del imperialismo desde dentro de la barriga del monstro, nosotros latinoamericanos, africanos y asiáticos detenemos la llave de esa situación, ya que conocemos y resistimos a la expoliación capitalista desde que ese sistema gateaba.


Nuestro continente ocupa una casa céntrica en el tablero geopolítico de este momento, sea por sus recursos naturales (reservas minerales, combustibles, agua y biodiversidad), sea por la Resistencia que han representado los movimientos políticos de Nuestra América, que hoy viven un momento diferente de aquél cuando Cuba estaba aislada y levantaba sola la bandera de que un otro sistema es posible.


El Movimiento Continental Bolivariano al congregar distinguidas experiencias tiene la difícil tarea de analizar correctamente, y en detalles, esa coyuntura; condición sine qua non, para erigir una organización a altura de este momento histórico. Luiz Carlos Prestes, el sabio comunista brasileño, al hacer la autocrítica que lo llevaría a romper con el Partido Comunista Brasilero (PCB), del cual había sido Secretario General por más de tres décadas, afirma en su histórica “Carta a los Comunistas”:

No se puede separar la elaboración de una estrategia revolucionaria de la estrategia de construcción de una organización revolucionaria. Ambas se condicionan recíprocamente. La estrategia revolucionaria es la condición de la eficiencia de la organización, y la organización es la condición de la formulación de una estrategia correcta.



Observaciones históricas sobre el papel de Brasil en América del Sur (Parte 1)


¿Cuál es el papel del Brasil en esa coyuntura?, y ¿cual el significado que asume la participación del Capítulo Brasil en este congreso?


Brasil representa aproximadamente mitad del territorio de Suramérica, con una de 200 millones de personas (de 357 millones del continente meridional) y, gracias a la forma como se dio su proceso de independencia, constituye una unidad política además de un mercado unificado. Pocas personas saben, pero a ejemplo de la América Española, la América Portuguesa no era una única colonia, estaba dividida en diversas unidades administrativas.


La unificación de los “Brasiles” en un único Brasil, sólo se dio con la llegada de la familia real portuguesa, que huyendo de la invasión napoleónica, extinguió el Vice-Reinado del Gran Pará y Maranhão y transfirió la capital desde Salvador para Rio de Janeiro, en las vísperas de la independencia de Brasil y del ascenso de Pedro I, hijo del rey de Portugal, como Emperador de Brasil.


Esa unificación, sería colocada en prueba durante todo el siglo XIX, cuando el Imperio Brasilero reprimió diversas insurrecciones populares que veían en el separatismo una forma de huir del autoritarismo de la corona. Citamos sólo como ejemplo la Confederación de Ecuador en el noreste de Brasil, y la Guerra de los Farrapos en el sur del país. Ambas de carácter republicano y que ultrapasaron las fronteras brasileras. En la primera, hubo una clara influencia de la Confederación que Bolívar lideraba más al norte; la segunda, tuvo la participación de notables internacionalistas como Giuseppe y Anita Garibaldi, así como la importante figura de Pedro José Vieira, brasilero, que años antes había participado del Grito de Asencio, en 1811 todavía, que marcó el inicio de la guerra de independencia uruguaya.


Esa unidad no se dio entonces por los anhelos de una “Patria Grande, esperanza del mundo” como el sueño de Bolívar, pero por un movimiento de fuerte reacción que constituye un imperio esclavista asentado en la alianza entre oligarquías dispares que se extendería hasta 1889.


Estas pequeñas notas históricas no son por jactancia o un orgullo sobre el tamaño de Brasil, que en nuestro país es alimentado por una burguesía sub imperialista. Para nuestra clase y nuestros pueblos, las fronteras deben ser abolidas. Esos hechos deben ser considerados para analizar correctamente el tablero de ajedrez que tenemos frente a nosotros.


El apoyo exterior a revoluciones socialistas cercadas y bloqueadas por el imperialismo se mostró fundamental en la historia del siglo pasado. Sabemos, por ejemplo, cual fue el papel que cumplió la URSS con el apoyo a la revolución cubana, como nos recuerda diversas veces Fidel Castro. Mientras los Estados Unidos cerraban su mercado para el azúcar cubano, la Unión Soviética se ofrecía para comprar toda la producción. Cuando el imperialismo amenazó la isla con una invasión militar, ahí estaba la URSS para disuadirlo con su armamento nuclear.


Por supuesto, hoy vivimos una situación completamente diferente, donde ninguna de las revoluciones actuales y menos los países con gobiernos progresistas tienen la posibilidad de ejercer el papel que tuvo la Unión Soviética al elevar la lucha de clases al nivel de lucha entre dos sistemas mundiales.


Sólo afirmamos que si el movimiento obrero en Brasil no es capaz de crear una correlación de fuerzas favorable, nuestro país cumplirá en América el mismo papel que Israel cumple hoy en el Medio Oriente: centro de reacción imperialista. Esa es la raíz del debate que tiene, por ejemplo, postergado por tanto tiempo la incorporación de Venezuela al Mercosur.


Ese pensamiento tampoco es original. Che Guevara, en un discurso ante el CIES, en Punta del Este, afirmó, al analizar las acciones imperialistas contra la revolución cubana:

La actitud del Brasil, sin embargo, que ejerce una fuerte influencia sobre sus vecinos suramericanos, es decisiva para la cooperación hemisférica. Mientras el Brasil rehúse actuar contra Castro, es probable que un número de otras naciones, incluyendo Argentina Chile, no tengan deseos de arriesgarse a repercusiones internas adversas por complacer a los Estados Unidos.


Contra eso también ya había alertado el Libertador Simón Bolívar, ya que semejante movimiento ocurrió durante las guerras de independencia americanas del siglo XIX, cuando el imperio esclavista amenazó con desestabilizar el restante del continente.


La anexión por Brasil de sus territorios vecinos, es anterior a la propia independencia brasileña. Don João, rey de Portugal, era casado con Carlota Joaquina, hermana del rey de España Fernando VII. Cuando Fernando VII fue derrumbado por Napoleón Bonaparte -lo que generó un vacío de poder que incentivó la independencias de las colonias españolas- Carlota Joaquina insistió en que, siendo la única soberana Bourbon residente en el continente americano, las ex-colonias españolas deberían ser anexadas al territorio brasilero. Ese discurso era amparado por los intereses expansionistas de las oligarquías brasileras.


Así, aún después de a la partida de Carlota, el recién fundado imperio brasilero no abandonó esta tesis e inició su movimiento expansionista. Fue en este contexto que se intentó la anexión del Uruguay como Provincia Cisplatina, empresa iniciada por el rey Don João en 1821 y mantenido por Don Pedro I, emperador del Brasil, hasta 1828 cuando los uruguayos derrotaron las tropas imperiales.


Mientras la “Revolución Americana” -que expulsó las tropas españolas de nuestro continente- creó diversas Repúblicas y abolió la esclavitud, el Imperio Brasilero

-monarquía gobernada por un Bourbon- era aliado natural de la Santa Alianza.


La Santa Alianza, oficializada en el congreso monarquista que se reunió en Viena después de la derrota de Napoleón Bonaparte, fue creada para restablecer en el poder las antiguas familias reales europeas, sacudidas por la Revolución Francesa y por el aumento del poder político de la burguesía a través de la difusión de las ideas liberales.


Uno de los objetivos de la Santa Alianza era intentar restablecer el dominio político sobre las colonias. Brasil podía servirse a eso, como bien notó Simón Bolívar en diversas cartas del año de 1825. Sabiendo que el general español Olañeta no representaba un peligro real, pues sus tropas, estacionadas en Bolivia, habían sido severamente castigadas por las guerrillas locales, Bolívar percibió que la verdadera amenaza en el momento era Brasil, uno de los motivos para que las tropas Libertadoras entraran en un territorio prácticamente liberado. Bolívar escribe la Sucre:


Por las noticias que recibí del Almirante Blanco, supe que Olañeta tiene ideas muy ambiguas y torcidas con respecto a independencia de América del Sur.

Además, por las noticias que viene de la Europa y del Brasil, sabemos que la Santa Alianza trata de favorecer el emperador del Brasil con tropas para subyugar

la América española, por consagrar el principio de la legitimidad y destruir la revolución. Por lo más, ellos comenzarán por Buenos Aires y quien sabe donde terminará esa empresa. También he sabido que los españoles del Perú habían entrado en relaciones con el emperador del Brasil con la mira de entrar en el gran proyecto de subyugación general, adhiriendo así a los principios monárquicos.(…). Me determino, pues, a que se negocie, por una parte, y se marche con el ejército, por otra


Otra carta, ahora al General Santander (que aún no había traicionado ni intentando matar Bolívar):


De Olañeta no sé todavía nada;, pero temo que trate de engañarnos de acuerdo con el emperador del Brasil. He sabido que los españoles se habían puesto de acuerdo con este

príncipe para ligar sus intereses bajo el auspicio de la legitimidad. Además, yo sé que al Brasil han llegado dos mil alemanes, y que vienen seis mil rusos a sostener el partido monárquico. También parece cierto que el rey de Portugal ha transigido sus negocios con su hijo, el príncipe del Brasil; todo con el fin de legitimar la América Meridional.

Por desgracia el Brasil linda con todos nuestros estados; por consiguiente, tiene facilidades muchas de hacernos la guerra con suceso, como lo quiere la Santa Alianza.

De hecho, yo concibo que le será muy agradable a toda la aristocracia europea que el poder del príncipe del Brasil se extienda hasta destruir el germen de la Revolución.

Desde luego empezará por Buenos Aires y acabará por nosotros. En toda América Meridional, no hay más que Colombia que sea fuerte; todo lo demás se desbarata fácilmente. Cada día se pone peor el Sur de América del Sur; el día que yo me vaya del Perú, se vuelve a perder porque no tienen hombres capaces de sostener el estado; más es, si yo no destruyo a Olañeta, este caballero destruye todos los demás estados América, auxiliado por el príncipe del Brasil y todos los godos de este mundo. Así es que yo pienso que es cada día más urgente la reunión del Congreso General en el Istmo [El Congreso de Panamá].


Esa presión es uno de los motivos que apresuran el Libertador a intentar convocar el famoso Congreso de Panamá, que selló las bases de la unidad latino-americana,

y en el cual el Brasil se ausentó:


Este emperador del Brasil y la Santa Alianza son uno. Y si nosotros los pueblos libres no formamos otro, somos perdidos. Sobre esto, por más que hable, nunca podré decir bastante: por lo mismo, mi manía del día es enviar representantes al Istmo para formar el gran congreso federal.”


En la práctica ese papel, de aplastar movimientos progresistas en los países vecinos, ya fue desempeñado por Brasil en el triste episodio de la Guerra de Paraguay, cuando el Brasil esclavista y la Argentina, que ejecutaba el genocidio de su población originaria, se prestaron al vil papel de arrasar un país que buscaba un desarrollo independiente, exterminando un tercio de su población en nombre de la libertad. Tragedia de la cual el hermano y bravo pueblo paraguayo sufre las consecuencias hasta el día de hoy.


El Movimiento Revolucionario en Brasil


Teniendo en cuenta nuestra historia es que se revela la atención especial que la reacción imperialista reserva al Brasil en la actual coyuntura. Por las propias características de las mismas, las bases estadounidenses en Colombia no se limitan a intentar silenciar la corajosa y ejemplar insurgencia colombiana, o a intentar aplastar la Revolución Bolivariana, hay otras intenciones no anunciadas por ellos y poco habladas por nosotros. Los armamentos que serán empleados, la autonomía de los aviones que allá actúan, los sofisticados equipamientos de guerra electrónica que están siendo instalados apuntan para una agresión contra todo el Continente.

Brasil hoy se encuentra cercado por bases gringas. No es necesario nos detenernos más en el significado de ese hecho, sólo abriremos un paréntesis para atentar que el año que viene habrá elecciones en Brasil y que existe una posibilidad real de que llegue al gobierno el sector más sub imperialista de nuestra oligarquía, la burguesía paulista, que inclusive tiene intereses propios de agresión por haber recientemente reestructurado sus industrias para usar como energía el gas natural importado de Bolivia, como quedó demostrado en el reciente episodio de la digna e importante nacionalización de los recursos minerales en este país, donde clamó abiertamente por una intervención militar brasilera en Bolivia. Por otro lado, en el caso de que gane la candidata de Lula, la presencia de esa amenaza militar significa que el nuevo gobierno deberá asumir un carácter más distante de los anhelos populares por las negociaciones que emprenderá con el imperialismo, a ejemplo del que resultó en la participación brasilera a la agresión a Haití.


Esa atención del imperialismo se expresa en una desestructuración constante de los movimientos revolucionarios brasileros y la promoción dada a los movimientos economicistas y reformistas, que ya institucionalizados, y apoyados por la Iglesia, por las ONGs y proyectados por los grandes medios de prensa, se hicieron la referencia exterior en lo que concierne al movimiento popular en el Brasil.


Desconocer el polo de resistencia revolucionaria, que existe en Brasil, y que hace décadas intenta trillar su propio camino, aún bajo el boicot y el silencio de los medios, como si el mismo fuera invisible no puede ser el eje de la conformación de un Movimiento Continental. Guiarse por los medios y creer que la lucha de clases en un país que es de los más industrializados del mundo está limitada a la lucha por la Reforma Agraria es un error que la historia no perdona.


Creer que el pueblo brasilero debe contentarse con la correlación de fuerzas actual, buscando una composición con la burguesía brasilera que se propone a ocupar mercados que antes eran cautivos de los EE.UU. es una subestimación del pueblo brasilero y de su capacidad revolucionaria. Es repetir el error que Prestes tanto criticó con relación la estrategia de la Revolución Brasilera.


Negar la historia de lucha de nuestro pueblo y su originalidad, queriendo encuádrala en las formulas que funcionaron en este o en aquel país resulta en otro equívoco. Una verdadera revolución debe ser original y no surfear en la ola de otras, importando modelos, creyéndose que se repetirá aquí lo que ocurrió en otros países.


Los revolucionarios brasilero, existimos y resistimos, lejos del oportunismo electoral, que alijado de la lucha de masas tanto daño hace a nuestro pueblo. De esa forma, con ese equipaje, se integró el Capítulo Brasil a la entonces Coordinadora Continental Bolivariana. No con un movimiento virtual, pero con el trabajo acumulado en años de organización del Movimiento Nacional de Luchas contra el Neoliberalismo.


Una evaluación del Congreso Constitutivo


El momento difícil en el cual él fue organizado, el sabotaje imperialista


Para evaluar correctamente los éxitos y debilidades de la actividad es importante que llevemos en cuenta la coyuntura expuesta anteriormente, caracterizada pela contra-ofensiva imperialista, de la cual también nuestro movimiento fue blanco, principalmente se analizamos los eventos ocurridos desde Quito, a comenzar por los días que sucedieron inmediatamente después del Congreso, cuando el gobierno de Colombia se aprovechó para atacar el campamento de la Comisión Internacional de las FARC-EP responsable por las conversaciones necesarias a la salida negociada para el triste conflicto impuesto por las oligarquías santanderistas. En este ataque, no falleció solamente el comandante Raúl Reyes, sino que también decenas de guerrilleros y estudiantes mexicanos que después del Congreso rumbaron al Campamento instigadas a conocer más de la realidad de ese conflicto tan torcido por los medios burgueses.


Inmediatamente después del Congreso de Quito, hubo la detención ilegal de la delegación peruana al evento, por parte del gobierno fascista de Alan García mientras esta retornaba a su país. Como no había ninguna justificación para tal prisión, que no fuese la estigmatización de ellos como “apoyadores de terroristas”, los mismos fueron liberados,

sin embargo lo estropeo ya estaba hecho.


De esa forma se hizo sentir fuertemente en el Congreso del MCB la ausencia de los Capítulos Perú, México y Ecuador de la CCB, organizados como tal. Debemos reflejar seriamente acerca de esos ocurridos, ya que finalmente y concretamente lo que sucedió fue una baja en el trabajo desde el Congreso de Quito.


Está claro que el objetivo de ellos es crear entre nosotros un clima de inseguridad, donde las falsas acusaciones, los chismes y las desconfianzas minen el respeto entre las organizaciones que ahora se acercan. Cada revolución tiene sí sus secretos que no pueden ser tajados livianamente de “secretismos”, sobre todo en momentos difíciles de los diferentes procesos. Sin embargo es necesario enfrentar eso con seriedad revolucionaria, y sobre todo con respecto a cada una de las organizaciones.


La evaluación del Capítulo Brasil es que en Quito se perdió una mejor oportunidad de lanzar el movimiento, lo que fue hecho ahora con más dificultades. No hay porque omitir eso, este hecho es de conocimiento de nuestro enemigo que nos acompaña diuturnamente y nos engañarnos inflando la realidad sólo sirve para ilusionarnos y alejar nuestras análisis de los hechos concretos, aunque eso pueda tener efectos mediáticos.


En el Brasil hubo también un intento de desarticulación del Capítulo incluso antes de la ida a Quito, a través de movimentaciones divisionistas que buscaron organizar un pre-congreso paralelo ignorando el trabajo que había sido hecho desde el lanzamiento público de la CCB, con centenas de militantes de todo el Brasil. Aunque fueron invitados a integrarse al trabajo ya existente del Capítulo, prefirieron ignorar la invitación y llegar sin saber lo que estaba pasando en el Congreso de Quito. Siempre existen los que hablan en unidad, pero caminan en el sentido contrario, pues sólo les interesa subir al tren en las estaciones más confortables, para aparecer en la foto y coger las rosas, y no durante el trabajo concreto donde hay que lidiar con los espinos.


Existe una forma para actuar en los momentos de ascenso del movimiento, pero también reglas de actuación que no pueden ser descuidadas en los momentos de resistencia, donde cualquier paso equivocad es un plato lleno para los intentos de los enemigos de destruirnos.


Hay que llamar atención por la carencia de disciplina en las medidas de seguridad adoptadas por el congreso, algo muy serio tratándose de movimientos revolucionarios que son blancos constantes de desestructuración en sus países de origen, excluyo aquí los que participan con el único objetivo de “salir en la foto”. Nunca es demasiado subrayar la coyuntura desfavorable que vivimos. No hubo el cuidado necesario con la toma de imágenes, con la acreditación de los delegados y con la acomodación de los mismos. Era irritante el asedio de personas fotografiando, aunque en una nota estaba explicitado que sólo aquellos con autorización podrían hacerlo. Los medios burgueses fueron incluso más rápidos que nosotros para divulgar las imágenes del congreso. Ellos prácticamente transmitieron en vivo. Sabemos que si la ABP tuviese que cubrir un encuentro de la burguesía no tendría esas facilidades. Una auto crítica seria se hace necesaria con relación a eso, principalmente tras las amargas lecciones de Quito.


Otra debilidad que es natural en un movimiento que nace intentando convergir realidades y historias tan dispares, pero que ni por eso debemos de abstenernos de abordarla conscientemente es la construcción real de una dirección colectiva en la cual se sientan representadas todas las bases del movimiento. En un movimiento, una dirección que no respete las bases es una dirección frágil, incapaz de llevar compromisos adelante. Principalmente se esa dirección pretende hablar en nombre del conjunto del movimiento.

De lo contrario, el movimiento abre espacio para que diversos intelectuales no comprometidos con la lucha real, sólo con su nombre y sus seguidores, pasen sus posiciones.


La ausencia de un encuentro de la Presidencia Colectiva durante la actividad impidió que articulaciones más profundas fuesen efectuadas y se avanzara en una evaluación del estado de las cosas y del trabajo.




La repercusión mediática del Congreso

Por cierto el Congreso Constitutivo del Movimiento Continental Bolivariano (MCB) fue exitoso en su tarea de difundir la lucha y la resistencia en Nuestra América. Dicho logro es muy positivo al demostrar a centenares de luchadores y luchadoras que resisten en nuestro continente que aún es posible soñar, y que nuestros sueños están conectados con la vida y la lucha.


Esa llama debe de ser constantemente dada a conocer por nuestros medios de prensa, como se viene haciendo a través de la Agencia Bolivariana de Prensa y, seguramente,

a través de todos los medios que se han ahora asociado, en la Asociación Bolivariana de Comunicadores, iniciativa clave en nuestra lucha. No podemos dejarnos pautar por los medios burgueses para divulgar nuestras mismas luchas. Un pequeño ejemplo de eso fue la distorsión propositada, en la información sobre el congreso, de algunos medios burgueses en sustituir el nombre de Aluísio Beviláqua, miembro brasileño de la Presidencia Colectiva, por “Lúcio Bevilacqua”, lo que fue reproducido de manera acrítica por diversos de nuestros medios.


Un punto que se debe considerar en detalle es la repercusión mediática del Congreso en los medios nazifacistas. Ya durante el Congreso hemos sido blanco de declaraciones no sólo del narcogeneral Freddy Padilla, sino que del jefe de la mafia, Álvaro Uribe, lo que le ha dado al congreso repercusión internacional. Empero, ningún paso de nuestros enemigos, que son tan bien asesorados por el imperialismo estadounidense, es gratuito, y a eso hay que analizarlo seriamente.


En Brasil, como la estrategia de la oligarquía es renegarnos a la invisibilidad, el congreso ha sido poco noticiado en los grandes medios. El clima de histeria lo conformaron algunas decenas de blogs de la derecha, organizados por militares formados por el Golpe de 1964 y otras viudas de la dictadura cívico-militar brasileña. En ellos, nuestro capítulo es descrito como una franquicia de las FARC en Brasil.


Quienes analicen lo noticiado en los medios acerca de nuestro congreso y, anteriormente, acerca de la CCB, percibirán evidentemente una distorsión intencional de los hechos, con el objetivo de caracterizar a nuestro movimiento como “una organización terrorista en la inminencia de librar la lucha armada en todo nuestro continente”, algo completamente lejano de la realidad de cada uno de nuestros países, donde las coyunturas son por lo general de total desorganización de los partidos y de las organizaciones revolucionarias.


Qué interés tiene pues el imperialismo de pintarnos con esos dientes tan afilados? Cual fue el resultado obtenido con eso, al que debemos atentar con cuidado? Sabemos que el año próximo se librarán elecciones en Colombia y que en aras de contener el clamor popular de la base de la sociedad chafada por un gobierno fascista que instituyó el terrorismo de Estado como forma de mantener las políticas neoliberales de expoliación de los trabajadores, las oligarquías deben de crear un clima de inseguridad para, de esta forma, intentar unir a las capas medias alrededor de la continuidad de la política de guerra. Claro está que esos medios sin escrúpulos plantean que quienes buscan unificar al pueblo a través del discurso de la guerra es el gobierno de Venezuela, en una clara tentativa de convertir a la víctima en agresor. Sabemos que Chávez no necesita de maniobras para derrotar la oposición en las urnas, pues él sí puede presentar al pueblo diversos éxitos sociales, ya sea en la salud, en la educación, en la alimentación, en el desarrollo cultural y sobre todo en la dignidad del bravo pueblo.


Es obvio el rol que esa cobertura distorsionada cumple en la agresión que el imperialismo pretende perpetrar contra Venezuela y que todos juzgamos inminente. Es el mismo movimiento que los medios han realizado en contra de Irak antes de la invasión gringa, con la mentira de las “armas de destrucción masiva” y que el imperialismo está realizando ahora en contra de Irán bajo el mismo argumento. Al caracterizar nuestro Congreso como un encuentro de terroristas, buscan crearse una matriz de opinión que justifique agresiones contra Venezuela. A eso, sumase la mentira divulgada constantemente de que Venezuela abrigaría liderazgos de las FARC-EP, lo que se encaja en la doctrina de guerra preventiva promulgada por el Imperio.


No se trata de desarmarnos ni de descuidarnos de la preparación para un conflicto que es inminente en nuestro continente, y que exigirá de nuestros pueblos mucha creatividad y sacrificio pero, mientras lo hacemos debemos denunciar con todas las fuerzas que el militarismo, la política de guerra, sólo interesa al imperialismo. Es su única salida, ya sea para su crisis económica, ya sea para desestructurar a la lucha de los pueblos que decidieron que basta de ser cautivos y se levantaron.


Ese es uno de los motivos porque, pese a que todos los movimientos presentes en el Congreso apoyen a la Revolución Bolivariana en curso en Venezuela, hayamos sido tan sólo tolerados por el Gobierno Chávez, sin recibir de ello ningún apoyo para la realización del Congreso.


Una decisión que algunos pueden con visión más limitada querer caracterizar apresuradamente como falta de internacionalismo, a ejemplo de las críticas gratuitas

recientemente lanzadas por algunos intelectuales contra la Revolución Cubana y su máximo dirigente.


Los mismos que se apresuran en denunciar públicamente las “tesis erróneas” de Fidel Castro no lograron en sus respectivos países organizar ninguna revolución y de esta forma no pudieron aportar ni una ínfima parte de aquello que los comunistas cubanos hicieron por las luchas revolucionarias en nuestro continente.


Asimismo, desconsideran que la tarea de mantener una revolución en las condiciones actuales es extremadamente compleja, y que Cuba ha resistido, mientras la mayoría de nosotros, los brasileños incluidos, aún estamos debatiéndonos con el problema anterior, de quitarle a la burguesía el poder en nuestros países.


Esa postura, de contraponer Manuel a Fidel, dos de los más destacados revolucionarios de nuestro continente, no puede ser confundida con el debate que se debe necesariamente hacer sobre de la estrategia para la llegada de los trabajadores al poder en nuestro continente, ese sí serio y urgente; de hecho la postura anteriormente descrita sólo ha servido para aislar al Movimiento Continental Bolivariano de la Revolución Cubana, lo que se comprueba por la ausencia al Congreso de cualquier delegación de la patria de Martí, ni siquiera aquellos organismos que justo por la conformación del Estado cubano no están vinculados a ello, sin que con eso dejen de ser parte de la Revolución.


El movimiento debe controlar las declaraciones que se hacen a nombre de él. La relación contradictoria entre el movimiento revolucionario y los intelectuales siempre representó un desafío que sólo la posibilidad de la lucha revolucionaria de transformar personas es capaz de resolver. El Movimiento Continental Bolivariano debe ser muy consciente de esa relación, pues si es verdad que existen intelectuales seriamente comprometidos con la lucha de los pueblos a punto de integrarse a esos pueblos pasando a ser organizadores políticos, lo que vemos a menudo es todo lo contrario, aquellos que creen que cargan consigo la verdad que tan sólo ellos son capaces de ver, desde su puesto privilegiado en una universidad cualquiera.


Nuestro desafío y el papel del Movimiento Continental Bolivariano

Creemos en la solidaridad concreta entre las diversas organizaciones revolucionarias, y en la práctica como criterio de la verdad. No escondemos que tenemos una profunda referencia en la Revolución Cubana y en su líder, Fidel Castro Ruz, motivo por que los del Partido Comunista Marxista-Leninista (de cuya dirección el autor de este artículo forma parte), parte integrante del Capítulo Brasil de la CCB y MCB, insistimos en articular la presencia, en el Segundo Congreso de la CCB, en Quito, de la representación cubana, a través de la OSPAAAL, organización que representa la continuidad del Congreso de la Tricontinental, de la que formamos parte con la tarea de publicar la Revista Tricontinental, en portugués en Brasil, a ejemplo del trabajo que libramos hace años con la distribución de la Revista Resistencia Internacional de las FARC-EP.


Sabemos, y tenemos cómo valiosa lección histórica, que la Tricontinental fue boicoteada por la mayoría de los partidos comunistas de izquierda tradicionales. El representante brasileño al congreso de la OSPAAAL, el guerrillero Carlos Marighella, fue expulsado del Partido Comunista Brasilero por haber asistido al encuentro, hecho que aceleró la fragmentación de las organizaciones revolucionarias brasileñas, impidiendo una oposición verdadera a la dictadura militar en nuestro país. Esos partidos institucionales, pese a que haya sido conformados a partir de la experiencia de la gran Revolución de Octubre, se encontraban enyesados y inmovilizados por una estrategia equivocada.


Nuestra propuesta para el Movimiento Continental Bolivariano se funda en el planteamiento de que el MCB podría, a ejemplo de lo que la Tricontinental ha representado en los años 1960, crear un polo donde los movimientos revolucionarios pudieran prestar la solidaridad de hecho unos con los otros. Ese es un desafío que está abierto para el Movimiento Continental Bolivariano. Asimismo, estaríamos prestando tributo a la lección dejada por nuestros próceres del Siglo XIX, y por el Che Guevara, para quienes no había fronteras.


Para ello, debemos de madurar y resistir a la tentación de hacernos nada más que un espacio más de encuentro institucional que sirva solamente para acordar resoluciones, mociones y crear noticias que serán repercutidas en los medios burgueses, tal como lo es el Foro Social Mundial.


Concordamos con el comandante Hugo Chávez Frias cuando plantea que hay que conspirar contra el sistema capitalista, y que para eso hay que observar lo que dijo José Marti en su Carta Inconclusa a su amigo Manuel Mercado: “En silencio tuvo que ser, e indirectamente, porque hay cosas que, para alcanzarlas, hay que caminar ocultas, porque proclamar lo que son levantaría dificultades muy serias para lograr sus finalidades.